23 de julio de 2008

PARÉNTEIS

Se ha cerrado la puerta,
quedándose afuera
más que una ciudad dormida.
Nada hace falta entre estos muros,
cómplices silenciosos de pasiones.
El beso incipiente siempre tan sensitivo,
tan lleno de ti para mi
que sin pronunciar palabras
hace rosario interminable de oraciones.
El universo entero muere
sabedor de que no hace falta
mientras nuestro mundo se reduce
a estos cuerpos ambiciosos,
que en vertiginosa audacia
navegan, escalan, remontan vuelo
o simplemente anidan
suplicando por minutos interminables,
paréntesis en un reloj petrificado
que sólo marca horas
de libideces compartidas.
Años luz se suceden
antes de cruzar el pórtico que nos regresa
a las luces, al smog, al ruido de autos,
cosas tan conformes a la vida citadina.
Te vuelves y me miras,
sellando mis labios con tus labios,
señal de que el cosmos
puede retomar su rutina.

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