Pensé que
eras tú,
tal vez por
tu mirada pasiva,
por la forma
en que nuestras voces
amarraban
palabras por horas;
porque
tiemblan mis manos
si me ves
fijamente y sonríes;
porque no
siento minutos ni horas
cuando
coincidimos en el espacio.
Pensé que
eras tú
porque
compartimos gustos,
ideologías y
quehaceres;
hasta somos
signos zodiacales afines.
Pensé
que eras tú,
talvez porque me hace falta
en mi vida, alguien como tú.
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