Quiero morir sin pena ni gloria,
con la misma maleta
pero diferente equipaje,
como vestigio de mi caminar
por este destino indomable.
Con una sonrisa en los labios
y el rostro tranquilo;
con la serenidad
que da el haber cumplido;
el haber sido fiel
a mis ideales y principios.
No creí jamás en la realización
basada en el matrimonio,
ni en la sustentada
en la concepción de un hijo,
más hallé la fruición de escribir un libro.
Amé y me han amado,
engañé y también he perdonado.
No retracen mi partida
con panaceas de nueva ciencia,
fatuas de sublime esperanza
si el Hacedor así lo quiere
estaré a su primera llamada.
La muerte no me espanta,
es el dejar de vivir
lo que en realidad me alarma.
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