20 de noviembre de 2013

TENGO UNA RAZÓN

Tengo una pequeña razón
de escasos cincuenta y un centímetros,
de ojos negros rasgados
que contrastan con su piel nívea,
de barba partida
y pequeña nariz chata.

Tengo una razón
que aún juega con los ángeles,
lo sé porque sonríe,
incluso cuando duerme
aunque todavía no divisa los colores.

Tengo una razón
que se gestó durante 39 semanas,
que se acuna en mi pecho
e hizo de mi alma su patria.

Tengo una razón que no es la única
pero es la que me impulsa a vivir
haciendo las cosas mejor que ayer
dejando huella de mis hechos
en su mañana.

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