Hace
apenas once fases lunares
esperaba
tu llegada,
soñaba
con tu rostro
imaginaba
el color de tu mirada.
Me
preguntaba qué colores elegirías
para
pintar tu persona e iluminar mi vida.
Ensayaba
el espacio para acurrucar
tu
pequeño cuerpecito.
Ahora
que me miro en tus pupilas,
que el
aroma de tu piel me enamora,
que tus
balbuceos llenan mis segundos
me he
vuelto ambiciosa.
Ahora
deseo oírte hablar,
ansío
que nuestros brazos
sean
eslabones de caricias,
quiero
ver tus pasos
dirigidos
hacía mi en cada regreso
y
desafiar al viento
corriendo
tras de ellos.
Ahora
quiero que tus miles de sonrisas
tengan
ecos de sonoras carcajadas.
Pero no
quiero
que
dejes de caber entre mis brazos
ni que
tus pies te alejen del regazo.
Mas
donde estés los dos sabemos
que en
mis sentidos hallarás amparo.
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