Vivir a todo y sin medida, para las cosas buenas,
para entregar siempre una palabra de aliento;
para evitar patear un corazón ajeno,
para ser oído que está siempre dispuesto.
Vivir a todo regalando margaritas,
con paso firme por los rumbos de la vida,
con brazos fuertes por sí se necesitan.
Escribiendo un diario de victorias,
y dibujando en las olas las heridas,
tomando a veces de alguna mano
sin dejarla nunca vacía.
Procurando evitar las palabras
que sólo los cobardes utilizan;
con la verdad para quien quiera escucharla,
para quien quiera compartirla.
Vivir a todo para dejar
cosas buenas a la estirpe,
sin remordimientos que quiten
la serenidad a la hora de partida.
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