Quiero hacer un trato contigo,
o bien digamos un acuerdo.
Hace tiempo que no te busco en casa,
digamos que sólo te llamo por teléfono.
Que pienso cosas absurdas,
como que me evades
o que para mí no tienes tiempo;
digamos que no hemos coincidido.
Hace rato que repito tu nombre,
que escucho que me llamas, pero no contesto;
digamos que la incredulidad me invita a no creerlo.
Que por las noches, estás velando mi sueño,
el aroma del aire lo dice y lo evade mi pensamiento;
digamos que la necedad enturbia mi criterio.
Hace rato que formulo preguntas,
de esta realidad que generalmente no comprendo,
las repaso en mi mente para plantearlas mejor;
digamos que jamás me atrevo.
Pero desde hace dos semanas,
se dio nuestro encuentro,
me presenté providente y optimista,
como debía serlo,
y llegaste a mí, sin reclamos, sin recelos;
digamos que me llené de ti Padre Nuestro.
Jaja, buena forma desviativa (permìtaseme el feologismo) de cambiar de bote pronto el sentido total de lo escrito. Puesto que me fui al lugar común de creer, de pensar en un muso, de esos de carne y hueso, que entre que son gachos, olvidadizos, o de plano no enterados, y hacen sufrir a su adoradora de lo clandestino, desde lo clandestino, o desde la estulticia de querer lo prohibido.
ResponderEliminarDios, ¿dònde te has metido? Conclusión similar
Providencia, comunión. No sé, un click, un... no sé qué de misterio que tras la búsqueda llega y uno siente que de pronto todo se llena. Y ya nada necesita ser explicado. Es bueno sentir eso. Y mientras dure, genial.
ResponderEliminarHola Mtra....
ResponderEliminarGenial!!!!!! me super encantó d verdad q es algo hermoso..
FELICIDADES!!!!! d vdd q es un orgullo haberla tenido como MAESTRA y espero q a la fecha como AMIGA.
Y aprovecho para felicitarla x est día tan especial "Dia del Mtro"
atte
CYNTIA