5 de marzo de 2011

CULPABILIDAD

No puedo culpar a la vida,
porque la vida cruzó nuestros cauces
en el momento justo.
No puedo culpar a la fortuna.
No puedo culparte a ti
ni a tus ojos de trigo,
a veces verdes a veces cafés.
No puedo culparte por tu sonrisa,
por tu mirada que roba alegrías.

¿Qué hago entonces,
si tú estás en otros brazos
y yo en otros labios?
Viendo como el universo
sigue su curso,
como las manecillas del reloj
van mutando sus ángulos,
en tanto que,
aún cuando que estamos separados,
nuestros pensamientos
caminan en un mundo alterno,
de la mano.

Tal vez deba culparme a mi,
pero, no quiero.
Lo nuestro es anacronismo,
cocktail de ilusiones y tristezas.
Permíteme esperarte cada día
tras la puerta del silencio
saturado de mensajes,
que sólo nuestros corazones,
perturbados, interpretan.

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