Indecisión…
fue una constante en nuestras vidas.
¡Qué irónico es el destino!
Comenzamos y concluiremos
con un poema satírico.
Aquel le intitulé ¿Me besaste?,
y fecundaba entre sus letras la vacilación,
que fue haciendo de tu actuar,
su útero, benigno para procrear
todo este teatro de la vida.
Pero, es cierto,
no toda la carga es tuya;
justo es decir que el titubeo
coqueteaba conmigo desde una esquina
unas veces timorato
y otras tantas muy confiado;
hasta que tres días antes de
aquella noche de luna creciente
me rendí a sus labios,
confieso que una vez no me bastó
y entre recuerdos de ti
fui recogiendo besos de su boca,
permitiendo que sembrara
caricias con sus húmedas manos.
Así que lloré en el momento del adiós,
y algunos días después,
mas en la separación volvió el amor a mi
y reclamó como suya mi piel.
Para entonces tu cara inanimada,
tu rostro de mil rostros,
tus palabras de dulzura cotidiana
se volvieron oscilación en mi mente
irresolución de nuestras vidas.
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