Tus manos saben a magia
que va trasformando destellos de luna
en reflejos multicolores escarchados de azúcar.
Podría dormir en la arista de tus labios
para alimentar mis sueños con cada respiro tuyo
y cobijarme con miles de tus besos,
aún en las noches más frías,
en mis insomnios más demandantes.
Por eso cayo cuando me miras,
para que no descubras mis deseos,
para que no sepas que tu sonrisa es la luna
en mis oscuridades atestadas de silencios.
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