Han
pasado ya tres esplendorosas primaveras.
Aún
recuerdo aquélla noche de sábado
que
presentía tu llegada;
fue
hasta el domingo
que
recibí en un trozo de papel
la
confirmación que para entonces
ya era
anhelada.
Tantas
veces miraba el calendario,
haciendo
planes por si Dios me concedía
la
fortuna de ser madre.
Me
inclinaba por tauro
para tu
signo zodiacal,
por
varón para tu género.
Fue un mes
de septiembre
cuando
vi por primera vez
algunos
de tus rasgos,
emocionada
disfruté tus movimientos.
Un
treinta y uno de diciembre,
me
mostrabas tu carácter,
mi
vientre abultado en rictus
me dejó
en cama ese Año Nuevo.
Cómo
disfruté tu gestación,
mis
días vividos no son ni la mitad
de los
recuerdos
que a
partir de ti he ido construyendo.
El Altísimo,
concedió cada deseo,
el
parecido con tu padre,
el
signo zodiacal, incluso el género.
En
deuda estoy con Él,
compromiso
que pagaré
haciendo
de ti, un hombre bueno.
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