Hace un
año nueve meses
que vi
por primera vez tu carita,
agridulce
encuentro de lágrimas tuyas
y
sonrisas mías.
Instante
que invoco
cualquier
día, a cualquier hora
y
me coloca en una burbuja de jabón,
mi
favorito escape de la rutina.
En la
habitación azul
había
verbena familiar,
la
curiosidad de todos
salpicaba
de colores las paredes.
A las
cuatro entraste por la puerta,
cobijado
y tranquilo…
por fin
llegaste a mis brazos de nuevo
y te
hablé de la espera
y de las
cosas buenas que venían.
Tu tan
delicado, yo tan emotiva.
Dormías
en mis brazos
y en
cada suspiro robabas mi vida.
Hace un
año nueves meses
que
después de jugar en las nubes
Dios
decidió que era tiempo
de que
tu presencia
fuera
tinta para escribir bendiciones
en cada página
de mi biografía.
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