Otra vez estas aquí,
como siempre
desde que te conocí,
con el abrazo
perfecto,
con las
palabras justas que decir,
con el vino,
pan y quesos.
Te lloré más
allá de lo posible,
recuerdo que en
tu funeral me miraban
como
preguntando ¿Quién será?
Sólo tú y yo
sabemos nuestra historia,
en mi locura
creo que cada colibrí
que veo eres
tú.
Desde tu
partida
siempre estás
sentado en tu sillón
el sarcasmo
flota en el aire.
Por las noches
llegas en silencio,
te acuestas a
mi lado
y susurras las
promesas
que se
congelaron en el tiempo.
Te veo ahí
abrazando a ese pequeño,
pidiendo
quedarte en nuestras vidas,
hablando de tu
miedo de no saberlo hacer,
de las nuevas
cosas vividas,
del sutil
reclamo por no saber quedarme contigo.
Hoy, que como
siempre necesito de ti,
de tu manera
peculiar de centrarme
escucho tu voz
diciéndome salta al vació
porque sólo así
sabrás hasta donde
el fondo
estará, pero salta, sin miedo
y si te falta
el valor toma vino
piensa en mí y
déjate llevar.
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